viernes, 5 de marzo de 2010

LA LEY DEL TALION, ¿NUEVAMENTE VIGENTE?

El día de ayer, escuché en el noticiario de HECHOS de la tarde, sobre un Juez que aplicó una peculiar sanción a un adolescente, que fue sorprendido mientras aplicaba “graffiti” en una barda; el castigo ejecutado por el Juez (que con esto se convirtió en Verdugo también), consistió en aplicarle “graffiti”, en donde la espalda pierde su casto nombre, en las posaderas, en las pompas, en las nalgas pues.
Buscando la nota en la red, la encontré en el Diario la Jornada en línea:

Cesan a juez cívico que pintarrajeó las nalgas de un menor grafitero
Lo vejó como castigo porque se dedicó a grafitear muros de San Juan del Río, Querétaro.

Mariana Chávez, corresponsal Publicado: 01/03/2010 17:36

Querétaro, Qro. El juez cívico del municipio de San Juan del Río, Fernando Pérez Hurtado, fue destituido del cargo, por pintar las nalgas de un menor de edad en señal de castigo por grafitear en las calles de esa demarcación municipal.
El presidente municipal de San Juan del Río, Gustavo Nieto Chávez confirmó que detectaron que el ahora ex funcionario incurrió en abuso de autoridad en contra del menor de edad.
Aunque la ley establece una multa en efectivo a los padres del menor en este tipo de delitos, el juez optó por pedirle al menor que se bajara el pantalón para pintarle los glúteos, como hizo el joven en propiedad privada.”

Tan singular castigo sin duda no está contemplado en la Constitución Mexicana o algún Código de Procedimientos Penales, que expresamente prohíben la pena corporal como castigo (entiéndase por esto azotes, o golpes en cualquier parte del cuerpo y con cualquier instrumento como fuste, cinturón, tabla, macana, tolete, látigo, vara, etc.), sino que fue ejecutado por consideración particular de éste Juez.

Más allá de la sanción que el Tribunal de Justicia le pueda imponer al Juez, me enfoco en el castigo ejercido, remembranza sin duda de la bíblica Ley del Talión, “Ojo por ojo, diente por diente, vida por vida”, que vale la pena analizar. ¿Justo? Yo opino que si, el escarnio del que fue objeto, sin duda hará que el menor infractor reconsidere el cometer nuevamente la misma falta, lo que a final de cuentas es lo que la Sociedad quiere; más que pagar una multa como sanción, que finalmente es aportada por los Padres y son los que sufren el castigo, más que el vástago.

Muchas personas podrán decir que es indignante, que la humillación sufrida, más aún al ser del dominio público, pueden marcar de por vida al joven lo que es un precio alto por una falta tan pequeña; precisamente esa clase de pensamiento, es en mi opinión, el que ha permitido que se incrementen las faltas de este tipo consideradas menores, y que al no recibir un castigo, dan pie a faltas mayores y delitos.

Estamos perdiendo la capacidad de sentir vergüenza, esa sensación que enrojece las mejillas, que te mueve el piso, que te hace un hueco en el estómago y que aumenta el calor, cuando eres descubierto; nadie quiere pasar por ello, sin duda un disuasivo muy efectivo. “Más vale un colorado, que cien descoloridos” reza un sabio refrán popular.

Me parece que se debería de considerar algún tipo de castigo así, no de pena corporal, pero si de trabajo para retribuir a la sociedad el perjuicio ocasionado, como trabajo social o comunitario, de esa manera los infractores escarmentarían y dejarían de ser una carga para el Estado. La propuesta esta en la mesa, envíame tus comentarios al respecto, me gustaría saber tu opinión:
segucabcas@gmail.com

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